Rosacruz y Gnosis
El conocimiento teórico acerca de los Misterios se revela inútil si está vacío de Gnosis, es decir, de la corriente del Conocimiento Directo, que es un compendio de Fuerza, Sabiduría y Amor.
Por ello, el trabajo rosacruz, si bien precisa del estudio que facilite el discernimiento y la comprensión profunda sobre la realidad, se basa ante todo en el desarrollo del arte de abrir el manantial interior del ser humano, para poder unirse a la corriente renovadora gnóstica de forma permanente.
La Gnosis incide en el ser humano siempre que éste se abra a su radiación provocando una transformación en las tres actividades de la consciencia: pensamiento, sentimiento y acto.
Su puerta de acceso es el corazón y, por esto, el rosacruz se esfuerza por supeditar sus capacidades racionales a los dictámenes de la sabiduría del corazón, a pensar con el corazón.
Si la voluntad se armoniza con este pensamiento que nace en lo más interior donde se expresa la Gnosis, mediante un comportamiento en concordancia, puede renovarse paulatinamente todo el ser.
El ser humano puede ahora respirar y vivir en la Gnosis.
Entonces se cumple el objetivo de la Rosacruz Aurea, la re-unificación del Espíritu simbolizado por el oro, el Alma simbolizada por la rosa y el cuerpo simbolizado por la cruz.