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Los Campos Blancos

El conocimiento espiritual, la comprensión sólo se obtiene por el acto y con un gran esfuerzo. No se da nada por nada. Lo que se recibe debe haberse ganado. Es la psicología de la gracia. Y esto se aplica también al devenir consciente de toda la humanidad que no podrá realizarse sin un formidable esfuerzo.
La escuela del aprendizaje es extremadamente difícil, pero el resultado es la fuerza eterna.
¡Los campos blancos!
El grano blanco, el grano totalmente maduro, es lo divino en todos los seres humanos, la chispa divina en camino hacia una individualidad plenamente auto-creadora.
Dios es Luz y nosotros somos portadores de Luz.
Colóquese en espíritu como un sabio sobre una torre. Vuele muy alto por encima de la tierra en una visión espiritual, conteniendo en ella todos los colores con todo tipo de matices.
Así pues, los campos blancos se pueden percibir en la más profunda noche terrestre, las espigas de trigo se pueden encontrar tanto en el ser humano más corrompido, en el más inculto, como en el más civilizado.
Vivimos en un mundo de tinieblas y sólo con el mayor esfuerzo y el mayor sacrificio pueden los campos blancos ser cosechados.
Gracias a un sistema adecuado se han establecido comunidades por todo el mundo, donde pueden acudir aquéllos que pertenecen a los campos blancos para desarrollar la luz interior, sumergirse en el centro de fuerza con el fin de recibir el valor y la energía necesarios para realizar este arduo trabajo.
Allí podemos elevarnos hasta la nueva aurora.
Allí juntos podemos fortalecer todavía más la fuerza interior que irradia de cada centro.
El sostenimiento de cada centro depende del grado de fuerza interior que poseemos para formar un lugar de cosecha de los campos blancos.
Cuanto más numerosos seamos y más centrados estemos, mejor podremos trabajar.
¿Están los campos maduros para ser cosechados?
Para los que saben, esto es evidente, es un hecho. Vayamos pues al encuentro de la luz blanca para liberarla de los pesados vínculos y conducirla hacia la nueva aurora.
Fuente: Revista Pentagrama 1-2017 Los Campos Blancos, Jan van Rijckenborgh