La Tabla Esmeralda
“¡Es verdad! ¡Es cierto! ¡Es la verdad plena!
Lo que está abajo es igual a lo que está arriba, y lo que está arriba es igual a lo que está abajo, para que se cumplan los milagros del Único.
De la misma manera que todo fue engendrado del Único por un solo intermediario, de igual manera todo ha nacido del Único por transmisión.
Su Padre es el Sol, su Madre la Luna, el Aire lo ha llevado en su seno, la Tierra es su nodriza.
El Padre de todos los Talismanes del mundo es omnipresente.
Su Fuerza, cuando es utilizada en la Tierra, permanece inmaculada.
Separa, lleno de amor, con gran comprensión y sabiduría, la tierra del fuego, lo sutil de lo que es duro, denso y sólido.
De la Tierra sube al cielo, después desciende de nuevo a la Tierra, tomando en ti mismo la Fuerza de lo alto y de lo bajo.
Así poseerás la gloria del mundo entero, de manera que todas las tinieblas se separarán de ti.
Ella es la Fortaleza más poderosa de todas las Fortalezas, pues triunfará sobre toda cosa sutil y penetrará toda cosa densa.
Así fue creado el mundo. De él, y de la misma manera, nacerán creaciones maravillosas.
Por eso se me ha dado el nombre de Hermes, el tres veces grande, porque poseo los tres aspectos de toda la sabiduría del mundo.
Lo que he dicho de la preparación del oro, la actividad del Sol espiritual, se ha cumplido.”
Tabla Esmeralda de Hermes Trismegistos, considerada como el verdadero compendio alquímico.
En sentido espiritual, la búsqueda esencial de la alquimia rosacruz fue y sigue siendo la de provocar una mutación o transmutación de la materia ordinaria (el plomo) en materia espiritualizada (el oro). Para lo cual, claro está, es necesaria una energía de un tipo muy especial. Por poner un ejemplo: el sonido es el resultado de una determinada vibración de la materia, pero no todo sonido es música. De igual modo, no toda energía sirve para llevar a cabo la transfiguración del ser humano.
La alquimia es una ciencia tan compleja y profunda como cualquier otra ciencia, y su abandono por parte de la civilización occidental, hasta el punto de encuadrarla actualmente en el marco de la magia, responde a una preponderancia del positivismo y del encumbramiento de lo tangible, a la par de un radical rechazo de lo intuitivo y de cualquier otra forma de llegar al conocimiento que no sea el sistema analítico empírico.
Desde nuestro punto de vista, no hay inconveniente alguno en encuadrar la alquimia en el mundo del arte. De hecho, se habla del Ars Magna para referirse a ella. También el ejercicio verdadero de la medicina, la práctica médica de los verdaderos terapeutas, es más un arte que una ciencia, aunque se aprenda en gran parte por medios científicos y esté considerada como una ciencia.
El arte es la expresión de realidades que no pueden ser aprehendidas simplemente con la razón intelectual. Un verso puede provocar una conmoción emocional muy real en alguien. Y, sin embargo, este acontecimiento difícilmente podrá ser explicado analíticamente.
La vida está por encima del pensamiento y de cualquier sistema parcial de aprendizaje y, por ello, sigue siendo un misterio para todos. Y la alquimia se refiere a la vida como a un agente misterioso que todo lo mueve, transforma y manifiesta, sin por ello manifestarse a sí misma en ninguno de los fenómenos que provoca. Es el agente supremo, pero no se ve afectada por nada de lo que provoca.
Fuente: Extracto del libro “La Rosacruz Actual”, “El proceso de Transmutación interior”, editado por Fundación Rosacruz 2015