La cruz en Tau
Jerónimo Bosch (1450-1516) pintó generalmente la cruz del Cristo en forma de una tau (T, última letra del alfabeto hebreo). En el desarrollo de este símbolo, vemos reflejarse varias etapas de la consciencia, en relación con la vibración del corazón.
La cruz en Tau
La T o tau está formada por la cifra 7 (aquí una T o un 7 recto), la cifra que se refiere a la vida divina, la vida por el espíritu séptuple y de Γ (gamma) el símbolo de la Tierra (Gaia). Por consiguiente, el símbolo Tau une en él la vida divina y la vida terrestre. Si se retira la parte superior del símbolo Ankh, queda Tau. Se puede interpretar como la primera letra de tifón (dominado), a saber la liberación del mal, de «Satán».
La cruz en tau también era popular entre los Druidas. La tau era considerada entre ellos como el símbolo druídico de Júpiter. Su cruz en tau consistía, a menudo, en un imponente roble cuyas ramas habían sido cortadas, a excepción de dos grandes ramas. Eran cortadas de tal manera que, vistas desde la corona, parecían dos brazos horizontales. También se puede leer que la tau era utilizada en las zonas druídicas para delimitar la frontera entre dos unidades de gobierno religioso diferentes.
Aún existe otra explicación de esta cruz en tau, que consiste en considerarla como una etapa en el desarrollo de la humanidad. La primera fase todavía no conoce la cruz, sino un poste o un símbolo fálico. Se refiere al desarrollo de la consciencia de la pelvis -la fertilidad en estado puro- en el que la consciencia del ser humano se encuentra aún en la etapa del sueño.
El poste se vuelve después una T, una cruz en tau, para significar que se despiertan las emociones; el deseo ilimitado y el cumplimiento de este deseo, porque sigue faltando la dirección. El ser humano aún no puede controlarlo. Quien mira la cruz en tau, podría imaginarse ver un ser humano sin cabeza. Su intersección es el corazón, la sede del sentimiento.
La cruz que tan bien conocemos posee una «cabeza». Ella representa el desarrollo de la consciencia de la cabeza, el individuo, que puede tomar decisiones. La cabeza puede dominar el deseo o dirigirlo. La siguiente etapa es la de la «cruz con rosas» en la que la influencia de la «rosa» o del «loto» es anclada en el corazón humano.
Fuente: https://www.logon.media/es
Texto: Dick van Niekerk, País: Países Bajos , Imagen: Marion Pellikaan